AMBRA Poble-Bar

Carrer de Mistral, 10
Valencia, España
Tel. 962 145 832
www.ambrapoblebar.com

Más Cabanyal que Benimaclet

Ambra es el quincuagésimosegundo local que abre en esta ubicación de Benimaclet, en la zona de guarderías de casitas bajas. Creo recordar haber visto pasar por ahí el Ca Domenech, La Casita, La Vida es Bella, una cafetería sin pena ni gloria… y ahora este.

Y es que Benimaclet no es fácil. Aquí, si montas un Kebab, triunfas. Si te montas un bar con oferta en cubos y quintos, triunfas. Si tienes un bar con maquinilla dispensadora de papelitos OCB y puertas de baño firmadas por detrás, triunfas… pero si te montas un restaurante, la cosa ya se pone más complicada.

En cuanto llegas a Ambra, ya sabes que esa terraza lo petará en verano y más estando tan resguardadita; buena opción para empezar con una birra y echar un ojo a la carta. Y aquí empiezan los problemas (o no) y es que opciones no hay demasiadas, obviando los arroces, unos cuantos entrantes y unas cocas, que aunque al principio puedan parecer muchas, no son nada ya que lo único que cambia es la masa (tipo pizza, tipo coca de dacsa o tipo pizza frita). No hay más. Y digo no hay más porque aunque a priori hay una selección interesante de “picaetes”, una vez en mesa, ni fu ni fa.

Esas tapas me recuerdan más a un bar del Canyamelar que de Benimaclet, pero una cosa está clara, aquí no hay trampantojo alguno. Tal cual lo lees en la carta, tal cual te llega a la mesa.

Me explico, albóndigas de carne… pues albóndigas de carne, ni una guarnición de verduras, ni unas patatas paja al lado, ni un triste piñón dentro de cada bolita. Rien de rien. El pulpo… pulpo. Las patatas con huevo y salsa de queso… pues que sé yo, no te pido unos huevos de Lucio pero una presentación algo más “apañá”. No sé, como que a todo le falta un algo. Al igual que las cocas, las veías ahí en la mesa, en su platito y salvo las de tipo pizza que eran más vistosas y podían llegar a recordarte, muy a lo lejos (lejísimos), a las de Pont Sec del gran Pep Romany; las de dacsa tenían cara de tristeza, con su topping al lado que te miraba pidiéndote perdón y deseando volver a su hogar.

Falta saber si Ambra acabará siendo un restaurante más en el barrio o se consolidará como una opción diferente, como ya hicieran Pata Negra (antes, no ahora), L’Amagatall o el Restaurante Memòria… pues el barrio necesita más calidad y menos bar estudiantil de “entrabebeyvete”. Yo confío en que esto sólo sea el principio de algo, ya no digo grande, sino que merezca la pena.

Lo mejor: Hay mucho margen de mejora
Lo mejorable: La carta, tanto de comida como de vinos
Lo peor: Esa “dejadez” en los emplatados

Ambra Poble-Bar
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