Carrer de Joaquín Costa, 26
Valencia
Tel. 671 457 169
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Basea versión 2.0
Ya desde la calle me pareció ver a Jesús (Gor) y a Pablo vestidos de cowboy persiguiendo una vaca a grito pelao’ por mitad del local. ¡Tiene que ser esa! ¡Sólo puede ser esa Pablo! Atónito, me acerqué sigilosamente a la cristalera y Jesús (Robles), ajeno al jaleo del fondo y sólo preocupado por su brasa, me miró, me lanzó la reata sobre el cuello y, ¡tira pa’ dentro a echar una mano coñ*! me dice.
Ya dentro, lo de siempre pero mejorando día a día. Se mantiene la ya obligatoria pizarra de las últimas visitas, anunciando no sólo la pesca del día sino, los platos fuera de carta, entre ellos unas muy buenas gambas, blancas o rojas, no importa el color, y unos tirabeques a la brasa con “romesco” tan simples como espectaculares. ¿Estamos ante un nuevo hit como ya lo fuera el papadillo o el croissant? Pues sinceramente, te diría que sí, sobre todo cuando la romesco tiene mayor presencia que el queso, y mantiene ese toque a brasa que realza aún más si cabe los sabores. Si tienen, pídelos y ya si eso me cuentas.
Aparecen otros platos a priori algo más complejos, que estando muy buenos no consiguen la excelencia de esas vainas gourmet y no por producto, sino por envoltorio. El foie a la brasa está muy bueno pero como digo siempre, el buen producto no necesita adornos y aquí, teniendo ya la brasa como mejor acompañamiento del mundo, ¿qué más necesitas? Algo parecido le pasa al bonito escabechado con grasa de chuleta, muy interesante, sabroso, pero en este caso con un emplatado que de bonito tiene poco.
La verdad es que sólo con las sugerencias fuera de carta bien podrías ir a menudo a darte pequeños homenajes sin necesidad de acabar con una pieza de pescado, a veces demasiado grandes para depende la cantidad de personas, aunque sea como fuera, siempre es una buena opción. Como sugerencia, el terminar esas piezas a vista del comensal sería la perfección, un ritual que pareciendo una tontería va metiendo al cliente en situación y abriendo el apetito aún más si cabe.
Respecto a las carnes, mucho ojo pues de un tiempo a esta parte, puede que tengamos destino carnívoro obligatorio. Una pena que desde fuera, y tampoco desde dentro se vea que aquí puedes disfrutar de una buena chuleta. Quizás no sea necesario un neón rojo en forma de cornamenta, pero esa Dry Ager del pasillo está pidiendo a gritos algo más de protagonismo, tanto visual como de mercancía variada. Han vuelto a Discarlux, prometiendo unos cortes especiales aunque se trate de mestizas, y a decir verdad han mejorado de manera considerable, bien es cierto que para notar esa mejoría no deberías coger el chuletero recién empezado, sino decirle a Jesús que te corte un par, te los deje madurar en cámara y que te llame pasadas unas semanas. Él se comprometerá a que las enzimas sigan descomponiendo las fibras, tú comprométete a volver y dejar el hueso seco a más no poder. Yo lo he hecho y puedo asegurarte que tras tantas visitas, estas dos últimas veces han sido las dos mejores experiencias cárnicas que he tenido no sólo en Basea sino en la city. A la altura de aquella épica e inolvidable noche en Napicol o de La Taberna de Marisa gracias a la regularidad de LyO.
La bodega ha ganado en cuanto a calidad y cantidad, aunque la manera de presentarla no sea la más elegante posible, un problema menor y con fácil solución. De todos modos, esa mejora en bodega pide a gritos una persona más pendiente no sólo de venderlos sino también de servirlos, preocuparse por los gustos del comensal y ¿por qué no decirlo? algo de picardía con el cliente y que sepa jugar con él, en el buen sentido de la palabra. Y ahí es donde entra de nuevo Jesús, quien quizás ahora, que la sala parece haber sufrido cambios, alguno bastante importante…… sea cuando su presencia se haga más obligatoria que nunca. Es una putada, lo sé, pero es lo que hay y sino que se lo digan a Nacho de Travieso.
Esperemos que pese a ello, todo sea para mejor, que los últimos en llegar sean los primeros en coger Basea por los cuernos y saber torear un restaurante que estando ya consolidado se echa en falta más calidez con el cliente. Si el equipo responde, Jesús estará más cómodo y eso sólo puede significar una cosa, poder estar más pendiente de todos los detalles que a veces se echan en falta y de conseguir un Basea mucho más cercano que al fin y al cabo es lo que en mi opinión siempre estará por encima de la cocina.
Hasta hace bien poco teníamos un triangulo muy interesante en un radio de apenas 500 metros, pero uno de esos vértices que era Señuelo murió, para mi desgracia, de manera casi muda y sin dejar rastro. Por suerte, los otros dos vértices, Flama y Basea siguen con paso firme cada uno en su liga, pero siendo ambos dos mis opciones fetiche de la zona.
Lo mejor: Las últimas chuletas rozan la excelencia
Lo mejorable: Dar más protagonismo a la cámara y sus carnes
Lo peor: (para ellos) Ningún Jesús puede librar ningún día
Basea Restaurant
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