Gran Via del Marqués del Túria, 58
Valencia
Tel. 633 493 005
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Peruano a velocidad de crucero
La cocina peruana, tan rica y variada que sorprendentemente tras el cierre de Ancón, la ciudad de Valencia se quedó un poco huérfana de la gastronomía de Perú. Sin embargo, hubo de repente un boom con la apertura de nuevos restaurantes.
El Observatorio, El rinconcito peruano, Quina, Kanka… y otros muchos con esa mezcla nikkei tan llamativa como poco trabajada. Dalima ha sido uno de los últimos en llegar y lo ha hecho en pleno centro de Valencia de la mano de Javi Calduch y el cocinero Richi Goachet con algo que no conciben como un simple restaurante sino como “una CEBICHERÍA con ganas de juerga”
Y es que desde la calle, les doy toda la razón, parece todo menos un restaurante sino más bien un sitio de copas o algún tipo de dark kitchen, pero es al fondo del local donde descubrimos un restaurante con cocina abierta y un gran tigre pintado en la pared presidiendo el salón. Echando un vistazo a la corta (cortísima) carta, no faltan los clásicos ceviches, tiraditos, algo de fritura y algún que otro guisito, pero se echan en falta muchas más opciones y sino, alguna que otra sugerencia fuera de carta. Y si la carta de comidas te parece corta, la de bebidas es casi inexistente. Y es que parece que fuera de un buen pisco sour no haya mucho más donde rascar.
Ya adelanto que todo lo probado me pareció bastante bueno, empezando por un gran ceviche, ácido, fresco, salado y si te gusta el picante, pídete un poco de salseo, pero ojito porqué es rocoto, y el rocoto es de los que te hace “tracatrá”. Tiene todo lo que debe tener un buen ceviche así que muy buena forma de empezar el viaje. Lo siguiente en llegar fue una espectacular causa limeña de pollo. No te esperes el típico timbal de papa-pollo-papa-aguacate-papa y algo de decoración por encima; lo de aquí es otro nivel. Digamos que si el rocoto esta en el Top 10 de picantes según la escala Scoville, pues este plato está en el Top 3 de causas de la city.
La gyozas de ají de gallina y wantones de gamba y shitake son posiblemente los platos menos clásicos de la carta pero son la hostia. Están brutales, sobre todo las gyozas, con ese toque de tapenade final que te hará pedir otra ronda. Y quizás en el lado opuesto de la balanza tendríamos tanto el tiradito de atún como, sobre todo, la croqueta de pulpo. Y no porque esté mala ni mucho menos sino porque no me dijo absolutamente nada, ni por sabor, ni por textura. Quizás con un toque algo más salino de pulpo seco…
Como dije, todo está bueno pero todo se me queda corto, echo en falta más guisotes, algo más de marisco, anticuchos para los atrevidos, pasta o arroz… y sobretodo una carta de bebidas que realmente merezca la pena pararte a leer. Dalima pinta bien, pero hay que apretarle un poco más y más viendo lo que hay al frente. Está en una zona muy golosa, tiene una cocina con sabores muy interesantes y con una relación calidad-precio extraordinaria. Además, Pam, la chica de sala se come ella sola el comedor entero. Todo en Dalima parece bastante informal y quizás por ello habría que dar un golpe sobre la mesa y empezar a hacerse un hueco en la terrible competencia de la zona del Eixample.
Confío plenamente en un futuro puramente peruano 🇵🇪
Lo mejor: Buena cocina a muy buen precio
Lo mejorable: La carta de comidas pide más
Lo peor: Hay vida más allá del Pisco
Dalima
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