El Baret de Miquel (Dénia)

Carrer Historiador Palau, 1
Dénia, Alicante
Tel. 673 740 595
www.miquelruizcuiner.com

El Sanctasanctórum de la Marina Alta

Dime un restaurante con la misma (o mayor) demanda que cualquier triestrellado de España, con más de un plato a la altura (o mejor) que alguno de estos y donde el trabajo del producto sea tan puro como vanguardista. El Baret de Miquel es un templo a la altura de los más grandes. 

Hace más de dos años que no escribía sobre Miquel pero son tantas y tan continuas mis visitas que bien se merece un “remember”. Que El Baret es el mejor restaurante de Dénia, no sólo lo digo yo, bueno quizás sí, aunque lo piensen muchos pero no les guste interese decirlo. No tengo duda. Y es que en ningún sitio comes con esta relación calidad/placer/precio. 

Y sí, digo RESTAURANTE, porque aunque a Miquel no le guste, esto no es un BAR, y aunque él se empeñe, nunca lo será. No importa la informalidad del servicio, de las cartas, de que cada mesa y silla sea de un padre o una madre o de las manteletas y servilletas de papel… lo que sale de esa cocina y de sus manos, es de un nivel incontestable. 

Sus propuestas son cambiantes constantemente, rara vez se repiten platos y los que se quedan son porque son marca de la casa. Un claro ejemplo es el figatell de sepia, su icono, su plato más copiado por muchos pero igualado por nadie. Esta nueva versión no le hace justicia, una broma de muy mal gusto para los asiduos. Pero se le perdona, y más conociendo los motivos.

Me gusta mucho el recetario del Miquel más tradicional, el que te monta un rodaballo salvaje de la Marina, mezclando todos los ingredientes y sabores más puros del Mediterráneo. El mismo nivel que saca en su taco de bonito envuelto en bacon; qué punto, qué sabor, qué jugosidad y sin florituras. Un plato a priori mucho más sencillo y más apto para todos los públicos, pero igual de interesante.

Me fascina la vuelta de tuerca que Miquel le suele dar a un mismo producto, siempre local y de temporada, como a los salmonetes, a las alcachofas y o un “simple” bocadillo de calamares. Nunca fue tan sutil semejante bocado. Aquí nunca encontraremos una gamba de Dénia categoría 1 como tal, para eso ya tenemos Peix i Brases por decir uno, sino un producto algo más asequible tanto en precio como en tamaño, pero perfectamente tratado. Ejemplo de ello son los diferentes tartar de gambas o ceviches, y/o los diferentes cortes de sashimis de pescados como el denton o la caballa.

Hay veces que de tanto rizar el rizo, Miquel se pasa de vueltas, y es por eso que sus platos con sabores más arriesgados o más fusión, por decirlo de alguna manera, me patinan en la boca. Ni los busco, ni los entiendo y menos en un sitio así. De ahí que, en platos como los canelones de pato con salsa Thai, sólo me interese saber de donde procede esa masa. Poco más. 

Según Miquel, no está en su mejor momento, pero aun así, siempre es un gusto disfrutar de su gastronomía, charlar un ratejo con él y discutir sobre el panorama actual.

Termino con una anécdota que mucho tiene que ver con mi visión sobre Miquel y de su admiración por Charles Chaplin.

Einstein le dijo a Chaplin: «Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira». A lo que Chaplin respondió: «Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende».

Lo mejor: Las diferentes y continuas creaciones
Lo mejorable: La mezcla de algunos platos más «exóticos»
Lo peor: La nueva versión del figatell de sepia

El Baret de Miquel
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