Enigma (Barcelona)

Carrer de Sepúlveda, 38
Barcelona
Tel. 616 696 322
www.enigmaconcept.es

elBulli 2.0

Tras la hecatombe pandémica y el cese de todos los locales del grupo elBarri, llega el nuevo invento de Albert Adriá, un concepto a mitad camino entre su antigua coctelería 41° y Tickets, uno de los mejores restaurantes que tuvo Barcelona y que acabó muriendo de su propio éxito. Así es el nuevo Enigma, el nuevo Bulli.

Describir este nuevo concepto no es fácil, pues aunque lo definen como un “fundining”, concepto que me pilla algo confuso, lo que sí sé es que esto no es un restaurante, mucho menos un gastronómico, tampoco es un bar, ni un afterwork, ni un local de espectáculos. Enigma es todo eso y mucho más. Todo es informalidad dentro de la formalidad.

Pizzas, sandwiches, canapés… incluso hamburguesas. Desconfío de la propuesta, pero adoro semejante reinvención. Es casi inaudito que a día de hoy pueda seguir existiendo una cabeza pensante tan imaginativa, creativa, técnica y a la vez tan divertida como la de Albert Adriá, al cual admiro y sigo allá donde vaya, incluso a los efímeros inventos que crea junto a grandes chefs como Alain Ducasse y su ADMO.

Dos propuestas diferenciadas. La primera es el Lunch Time, el concepto más gastronómico por así decirlo. Y la segunda, el Afternoon Drinks, o sea, el tardeo. Copeo, gente mona, DJ, algo de picoteo y a las 21:00 fuera.

La idea la tengo clara desde casa, y aunque te recomiendan equis número de platos y visitar alguna de las barras, aviso en cuanto llego que he venido “a dolor”, a darlo todo.

Vengo a probar toda la carta, a pasar por ambas barras, a comer wagyu, king crab y que si hay algo fuera de carta, va a caer también.
Vale señor, pero…
¡Pero nada! Al lío.

Gelatinas, deconstrucciones, espumas, técnicas lyo, deshidratados… todo elBulli; comenzando por esos famosos cocktails sólidos que reinventaron en Cala Montjoi allá por principios de los noventa, y como no, con ese consomé frío de bogavante y caviar “homenaje a Joël Robuchon”. Un plato tan elegante como imprescindible.

El resto de la carta son pequeños bocados, a cual más apetitoso, destacando el canapé con huevo frito, crème fraïche y caviar; el canapé de alitas de pollo al ast, el tomate feo de Tudela y ese espectacular y elegante pañuelo de calamar, umeboshi y sal de jamón. Una caricia en tu boca con todos los sabores posibles.

Las pizzas y los sandwiches puede que sean las elaboraciones más sorprendentes, y es que no recuerdo bocados tan finos y frágiles, casi volátiles. ¿Cuán de manipulable es el aire? Todos estos bocados son la quintaesencia de la gastronomía, es lo único revolucionario que queda. Es el mundo Adriá en estado puro.

LAS BARRAS – Shinkai Bar

Pequeña barra japonesa compartida por un máximo de seis comensales, donde Kioko Li prepara delante del comensal cinco piezas de arroz y pescado, destacando ese último corte de lomo de atún y ventresca. Sorprendente mezcla en algo tan puro.

La experiencia en esta barra es notable, pues la calidad del producto es soberbia, pero se me queda corta. Además, no me gusta tener que ser yo quien lleve las copas de vino por la sala y mucho menos coger los propios nigiris de un plato común.

LAS BARRAS – Sua Bar

¡WTF! Secuencia del mejor bogavante que he comido jamás. Esta barra es IMPRESCINDIBLE en tu visita y puestos a elegir, no lo dudes. Es aquí donde cambiará tu vida y sólo aquí, tu experiencia será plena.

La tortilla vaga de sus huevas, cabezas y coral es una aberración visual que se convierte en un éxtasis total desde el primer bocado, pero es que esa cola a la brasa con grasa de vaca vieja… ¿¿¿¡really men!??? Quiero morir sobre esa teppanyaki rodeado de bogavantes.

Como digo, aquí se vino a dolor y por tanto, no podía faltar el fabuloso King Crab, aunque ninguno como el que cayó en mi última de Tickets, ni un gran corte de Wagyu. Sí, con esta carne nunca se falla pero es que esas patatas, esa pimienta verde… esas cosas tan sencillas que ensalzan lo sublime.

Con esto, y el resto de platos de la carta, llegamos a los postres, donde Albert es un Dios (sí, aquí también) y lo demuestra con esa tarta de chocolate, la más fina del mundo, y mientras la coges con delicadeza, la sostienes con tus dedos, la miras, la giras, la disfrutas, te dejas llevar y te preguntas…

¿Cómo es posible? Lo que se sirve en una copa, ¿se come o se bebe? Si es un helado, ¿puede ser caliente? Si pongo un vaso de vino tinto en un plato sopero, ¿qué es? Y una fresa, ¿es una fruta o un fruto?

Lo que Albert hace en Enigma me parece tan difícil y a la vez tan ingenioso, que una vez más, te folla la mente.

Lo mejor: Regresar al mundo Adriá
Lo mejorable: La Shinkai Bar
Lo peor: La sala no es perfecta

Enigma Concept
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