Carrer de Jorge Juan, 19
Mercado de Colón, Valencia
Tel. 963 445 631
www.habitual.es
El nuevo mejor Habitual
De nuevo en los bajos de Colón, donde la calidad es mayor que en el piso superior pero donde muchos locales siguen respirando ese aire algo desangelado, sobre todo a ciertas horas del día.
Han debido pasar siete u ocho años desde que se abrió la primera versión de Habitual, pero han sido tantos los cambios, que aunque la comida siempre ha estado a la altura, eran las constantes reformas lo que no me hacía tener un vínculo total con el restaurante. De hecho, ahora es la primera vez que se ve cierta homogeneidad en todo el local, desde que entras hasta que sales, pese a que aun me sigue sorprendiendo ver que ciertas mesas están vestidas de una manera diferente a otras. Y es que sigo sin entender porqué unas veces cenamos con mantel blanco y otras sobre un salavamanteles individual de silicona.
Todos sabéis de mi debilidad por Ricard Camarena y su restaurante gastronómico en Bombas Gens, cada vez mejor, cada vez más personal, cada vez más Ricard. Pues digamos que Habitual debería ser como el hermano pequeño de este, lo que vendría a ser lo que es Llisa Negra del gastronómico de Quique Dacosta. Sin embargo, me da la sensación que no todo el mundo sabe de este sitio o no le dan el protagonismo y publicidad que merece y que hasta el último en llegar, el nuevo BarX (justo al lado) tiene más eco que del que hoy hablamos.
La oferta gastronómica sigue el discurso que tanto ha defendido el propio chef, en el que las verduras son las verdaderas protagonistas, y aquí seducen al comensal con unos emplatados mucho mejores que años anteriores y donde suelen acompañarse con productos algo más económicos de los que veríamos obviamente en su restaurante madre. Ejemplo de ello serían las berenjenas con salsa holandesa, feta y piñones, las alcachofas con burrata, harissa y zaatar o incluso el latín de tomates con crème fraîche. Hablando de tanta verdura… lo del plato de flor de calabacín hay que conseguir que por A por B esté siempre en carta porque es simplemente espectacular. Que sí, que no estamos en temporada y blablabla, ¡me da igual! Hagamos una recolecta, metámoslas en una bolsa de vacío, en formol, a congelar, o lo que haga falta, pero por favor, ¡vuelve!.
Obviamente no faltan su archiconocida ensaladilla rusa, el buñuelo de bacalao y los siempre necesarios fuera de carta. Tampoco faltan las carnes y los pescados, siempre buscando sabores puramente mediterráneos e incluso alguna que otra sorpresa, como esos huevos fritos con bogavante, patata y sobrasada picante. Este plato merece mucho mayor protagonismo ya no sólo en la presentación sino en el sabor. Todo queda demasiado plano y el propio bogavante demasiado enmascarado; es un plato que pide un sofrito más potente y sobre todo un bogavante partido pero no pelado. Una servilleta a modo de delantal sería la clave para empezar a jugar con el crustáceo y acabar chupándote los dedos.
El servicio en general es bastante correcto, bien es cierto que en hora punta tanto a mediodía como por las noches vas viendo como levantar la mano o llamarles un par de veces se hace necesario para que el nivel de caso sea el mismo que al principio. Esto es algo que pasa también en BarX, pero que no debería pasar en Habitual pues no sólo es mucho más restaurante sino que el ticket medio también es mayor.
El nuevo Habitual es mejor que todos los anteriores, es más completo pero sigue sin ser un restaurante redondo. Es como el chico bueno del colegio, el que nunca hace ruido, pero siempre está y creo que deberían darle más importancia pues es una opción a tener siempre muy en cuenta. Me sigue sorprendiendo esa entrada, casi escondida, a la que debes llegar rodeando las mesas del otro local y sobre todo sigo echando en falta a una figura clave en la sala, como en su momento lo fue Alba y es que un local tan grande no debe ser fácil de dirigir. Aún así, se come bien, tiene un precio bastante razonable y sobre todo, es una forma más informal de conocer la gastronomía de Ricard y su defensa a ultranza por la huerta valenciana.
Lo mejor: La mejora del local es considerable
Lo mejorable: La sala es demasiado irregular
Lo peor: No darle la importancia que merece
Habitual
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