Calle del Pintor Ferrandis, 30
Valencia
Tel. 644 917 826
Spaccanapoli atraviesa el Cabanyal
De vez en cuando me vienen reminiscencias de mi último viaje a Nápoles y por tanto, la necesidad de rememorar esa comida barata, callejera y auténtica de la capital de Campania. Nunca imaginé que un trocito del Quartieri Spagnoli lo iba a encontrar en purito Cabanyal.
El restaurante, o dejémoslo simplemente en local está especializado en pizzas fritas napolitanas. Pero, ¿qué es una pizza frita? Pues no es más que una masa de pizza doblada, como si de una calzone se tratara pero que en vez de pasar por el horno, va directo a una bañera de aceite bien caliente donde se fríe por ambos lados, se escurre bien y ya estaría. Como ya debéis suponer la clave radica en conseguir que semejante empanadilla gigante sumergida en aceite no te haga pasar la peor noche de tu vida. Y sinceramente, no tienes porque preocuparte; masa crujiente por fuera, esponjosa por dentro y sobre todo, poco aceitosa.
Desde fuera, nada del otro mundo, unas mesitas de terraza donde disfrutar de un apperol mientras ves la vida pasar. Al entrar, lo que ves, es lo que hay. Apenas tres mesitas altas, Rino dando golpes a la masa y Fabiana recibiéndote como si estuvieras en su casa. Justo en ese preciso momento es cuando te das cuenta que aquí lo importante es el contenido y no el continente, un trato súper cercano y familiar, donde hasta los nietos revolotean por el local echando una mano. Lo dicho, puro Nápoles.
Es una pena que el local no pueda dar más de sí y quizás por ello el flujo de gente pillando la pizza para llevar sea constante. También es una lástima que aunque todo huela y sepa a casero no hayan más opciones puramente napolitanas en cuanto a entrantes o dulces. Ni rastro de pescadito frito en cucurucho, mucho menos de Mozzarella di Bufala DOP, tampoco babá o sfogliatelle con el que acompañar el café…
Já Fritta es un local sin pretensiones en el que todo gira en torno a la pizza frita, con sus diferentes rellenos y muy bien ejecutada. La relación calidad-precio es buena, tienen varias cervezas italianas y se respira un trato familiar, así que no se le puede pedir mucho más. Se echa en falta algo más de cocina, o un interior más cómodo, pero sólo por charlar un rato con Fabiana y sentirte como si estuvieras paseando por Spaccanapoli, yo no me lo pensaría dos veces. Más cerca, imposible.
Lo mejor: Famiglia y pizza frita auténtica
Lo mejorable: Faltan entrantes y dulces napolitanos
Lo peor: El interior es incómodo a más no poder
Pizzería Já Fritta
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