Carrer del Comte d’Altea, 42
Valencia, España
Tel. 963 254 839
www.kamon.es
Japón para todos los públicos
Conocí Kamon en su antigua ubicación, más pequeño, más íntimo, más japonés (aún recuerdo las sugerencias escritas a mano en aquella pared) y enseguida se convirtió en un lugar de visita recurrente, pues me parecía un buen sitio donde comer buena cocina nipona sin tener que donar un riñón a la entrada. Además, su estilo más atrevido en las elaboraciones, me gustaba.
Hace un tiempo cambiaron de ubicación, en la misma calle, pero aunque el concepto sigue siendo el mismo, tengo la sensación que el rumbo es diferente. Ahora, el local es más grande, más ruidoso y donde no es raro coincidir con alguna mesa de grupo. Además, el tema de hacer turnos (los fines de semanas), algo que va siendo cada vez más habitual por cierto, y que me toca mucho los cojones, hace que hoy en día no sea mi principal opción cuando busco “viajar” a Japón gastronómicamente hablando.
Hiro Suzuki abrió Kamon junto a Alberto González [Kaori] y desde un principio apostó por darle una vuelta de tuerca a su oferta, no tan purista, y con ese toque fusión más mediterráneo que de entrada puede llamar la atención pero que te acaba dejando con ganas de más.
Platos como el maki de pato con Gorgonzola y Jerez, los nigiris de ventresca, trufa, foie y arroz al vino tinto, y/o los ramen mar y montaña o el miso Gorgonzola (¿será por los años de Hiro en Italia?) son ejemplos de ese atrevimiento que se sale de la norma pero que se agradecen de vez en cuando. Y es que, la comida está muy buena, bien es cierto que tanto la degustación de ventresca como el combinado de langosta tienen más presencia que sabor. Estos dos platos deberían ser una referencia, amén que se echa en falta un plato en el que se puedan degustar los diferentes cortes de un buen atún.
Los nigiris en general, y los que se presentan con el arroz cocido en caldo o vino en particular, son quizás mi opción más recomendada. Podría pedir uno tras otro y olvidarme del resto de la carta, aunque bien es cierto que hay tantas opciones y para todos los gustos, que incluso ese público que busca un japonés, pero es algo reacio al pescado crudo, aquí tiene su oasis.
Eso sí, sobre el tema vinos… no se puede traer una copa de vino servida de cocina directamente a la mesa, sin decirme de que vino se trata y mucho menos más frío que un abrazo de Frozen. Pero lo que es inadmisible es que se me conteste con un “es que a los valencianos les gusta así” (…) Poco más que añadir.
Kamon no es Nozomi [reseña aquí] ni Komori (reseña en breves) pero también es más económico y su oferta algo más desenfadada, pero eso no quita, para que el servicio no deba ser más atento y el local algo más íntimo. A excepción del camarero calvo con gafas y barba, al resto se les ve algo desubicados y con mucha falta de rodaje. Aún recuerdo un detalle que tuvo el chico al ver que una de las esterillas de la mesa estaba manchada. ¡Chapeau por él!
Lo mejor: La combinación de ciertos platos
Lo mejorable: El apartado vinícola
Lo peor: Los turnos, en fin de semana
Kamon
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