Kasta (Valencia)

Calle Alcublas, 2
Valencia
Tel. 665 21 78 10

Modernidad con alma kastiza

Acabo de ver la luz al final del túnel y decir esto en la Avenida Burjassot sólo puede ser sinónimo de una cosa. ¿Comer en Ricard Camarena? ¿Cenar en Ricard Camarena? No, algo mucho más terrenal y al alcance de cualquier bolsillo.

El primer proyecto personal de Alvaro Calzada, tras su paso por Petraher o Contrapunto Les Arts, se llama Kasta y sorprende por ofrecer una carta atractiva, te diría que casi atrevida para la zona en la que estamos, una cocina con algo de fusión, especiada y dando un toque diferente a los platos más clásicos. Me llama la atención ciertos detalles que recuerdan a Cuenca y más concretamente a La Ponderosa, y eso siempre es buena señal ya que cualquier sitio que haga un guiño, por pequeño que sea a semejante taberna de culto, bienvenido sea.

Han decidido volver al QR, con la incomodidad que ello conlleva, pero aun así mantienen los tan necesarios fuera de carta jugando un poco con la temporalidad del producto. Unas anchoitas, una sardina ahumada o una buena ensaladilla rusa maqueada con unos crujientes torreznos y una cebolla encurtida que le da frescor y algo de ligereza al plato son buenas opciones para empezar, al igual que un correcto steak tartar, un kefta de ternera al que le sobra la mitad de ese pan en forma de coca o esa berenjena que estando buena, merece mejor presentación y algo menos de disfraz.

Aunque a base de picaeta ya podríamos tener el menú hecho, también tenemos opciones más contundentes e incluso algo más “kastizas” como el morteruelo o el guisote de careta y pedrosillano con huevo poché, para comer con cuchara y disfrutar de esa pequeña melosidad tipo callos. Si te gustan este tipo de sabores, pídelo. También hay algo de setas, depende de la temporada y algún que otro pescado según mercado. En este caso, una buena (y generosa) ventresca de atún a la que le sobró medio minuto en la plancha, pero que aun así voló en cuanto tocó la mesa, en parte por ese pisto con toque picante que acompañaba el pescado.

Si hasta aquí estamos contentos ya es motivo suficiente para volver y tener Kasta como un restaurante más que recomendable en una zona bastante pobre en cuanto a opciones. Pero claro, es que también hay arroces, aunque siendo sinceros, no son su fuerte. Digamos que si los arroces de El Portón están en un 9,5 y los de Casa Carmela por norma general no bajan del 8,5 aunque no sean tan regulares como quisiéramos, podríamos decir que los de Kasta aprueban justito, al menos al de pescado, habría que ponerle un seis siendo generosos. Ojo, que no están malos ni mucho menos, pero la cocción del grano no era uniforme en toda la paella, estando blanco en algunas zonas, y el pescado, en este caso sama volvía a estar excesivamente hecho, con alguna que otra escama y puesto encima como si fuera un trozaco de chuleta al más puro estilo instagramer.

Aún así, cabe destacar que tienen menú del día, con un precio irrisorio y donde casi siempre hay una arroz como principal, pero no en plan una ración en plato y au, nada de eso, tu paella recién hecha al centro de la mesa y a disfrutar. Sólo por esto, ya tienes otro motivo más para ir, pero siendo sinceros, yo me quedo con el atrevimiento de Alvaro, de llegar a la antigua Bodeguita de Nerea, darle un lavado de cara tan necesario y apostar por una carta diferente entre tanto copia y pega que nos inunda hoy en día. Ese es el verdadero motivo.

SPOILER: Ve al baño y ríete un rato.

Lo mejor: Atrevimiento y aire fresco en zona necesaria
Lo mejorable: La sala y los tempos
Lo peor: Con el local lleno, el ruido es terrible

Kasta Restaurante
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