Calle Emilia Pardo Bazán, 5
Logroño
Tel. 941 123 145
www.kirosushi.es
Ichi-Go Ichi-E
Cuenta la leyenda que a principios del siglo XVIII, y una vez perfeccionado el oshizushi en Osaka, llegó a Edo (Tokio). Por aquel entonces, existían tres famosos restaurantes de sushi, el Matsugasushi, el Yoheisushi y el Kenushisushi. El cuarto estaba por llegar.
Lo que no sabía nadie es que no aparecería en Japón, ni que detrás de el habría nombres como el de Hiroyoshi Ishida, Jiro Ono o Takayoshi Watanabe sino que aparecería en Logroño y a manos de un riojano llamado Félix Jiménez. ¿Sorprendente? Quizás sólo durante los primeros 30 segundos y empieces a ver el trabajo de este “shokunin” alfareño.
La primera vez que fui a Kiro fue en el año 2015, al poco de abrir en pleno centro de Logroño. Todavía no teníamos el boom de japoneses de nivel que tenemos ahora, pero lo que yo vi aquella noche, no lo había visto jamás. Con el tiempo, y tras visitar otras barras japonesas similares decidí volver y lo que en mi primera visita me sorprendió, esta vez me emocionó y supe que aquello era algo único, un viaje al verdadero concepto sushi-ya nunca antes visto. Han pasado los años y con ello un cambio de ubicación (mucho más alejado del centro) pero sobre todo mejorando lo inmejorable, que es el culto a la excelencia y a la tradición.
El viaje a otra dimensión comienza en el momento que se abre una puerta (regalo de su padre) de 350 años de antigüedad al más puro estilo templo budista, atraviesas el tenue pasillo y deslizas finalmente la última puerta a tu izquierda… Irasshaimase!
El espacio, el silencio, el protocolo… todo es tan auténtico que duele. Empieza el festival de nigiris, no puedes dejar de observar el ritual de Félix acariciando el arroz ya no con las manos sino con el alma. Un baile místico, casi narcótico que eriza la piel y se acentúa tras llevarte los primeros bocados a la boca en los que todos ellos rozan la excelencia siendo los bocados de atún, especialmente el chutoro, algo mágico.
Algo parecido ocurre con la secuencia de anguila. En caldo, a la parrilla estilo shirayaki, ahumada con sarmientos, cocida con guindilla de La Rioja y como no, ahumada al estilo kabayaki. Un festival unagi que hará preguntarte realmente que tipo de anguilas te han llegado a poner en otros sitios y cuando digo sitios me refiero a grandes sitios.
Kiro es a la experiencia japonesa lo que Hitchcock al suspense. Habrá algunos que te gusten más, menos, puede que incluso te recuerden a otros locales, pero sin embargo, lo que sientes mientras comes frente a Félix es algo único, diría que algo casi indescriptible. Esto no es Nozomi, ni Kaido, mucho menos japoneses tipo fusión al estilo de Ugo Chan o similares. Esto es el Dogma 95 del sushi, con el uso mínimo de efectos especiales.
Silencio, se rueda.
Lo mejor: Una oda a la excelencia nipona
Lo mejorable: El final es demasiado abrupto
Lo peor: Quedarte con ganas de más
Kiro Sushi
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