Calle del Comte d’Almodóvar, 4
Valencia
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Del griego δίλημμα «dos premisas»
Al famoso dilema sobre el Mal que nos planteó el filósofo griego Epicuro, sólo una respuesta es posible. No existe un dios lo suficientemente poderoso, sabio y bueno como para acabar con él. Yo hoy tengo otro dilema, quizás no tan transcendental, pero a mi personalmente, me preocupa más.
Puedo poder afirmar que Kuzina es actualmente el mejor restaurante griego de la ciudad. Hasta ahí, cero dudas. La carta es corta, pero atractiva y todo está bueno, sabe a casero y se nota que hay un tío en cocina esperando tu comanda para encender fogones. Como no podía ser de otra manera todo es blanco y azul, el servicio es muy agradable (recuerdo a un tal ¿Bruno?), e incluso el hilo musical puramente helénico. Hasta en el apartado del bebercio hay referencias del país. No te esperes un gran despliegue de nykteris que emergen durante la noche, ni tampoco un surtido de cervezas que te vayan a cambiar la vida, pero oye, ahí están y es de agradecer. Quiero sentirme Stéfanos Tsitsipás por un día.
¿Cual es el problema entonces? Pues que aparte de que uno come bastante y que todo está tan bueno, las raciones me parecen sumamente escasas para lo que valen, y tampoco es que estemos ante un producto extremadamente caro. Por ejemplo, empezar con unas kalamata, icono de la República Helénica, es una obligación, pero claro, un plato que debería ser cortesía de la casa vale la indecencia de cinco pavos.
El pan de pita está buenísimo y al igual que pasa con las tortitas de Fonda Alacrán deberías encargar ya en la reserva que te preparen un cesto para llevar en cuanto estés llegando al final de la cena. Para acompañar la berenjena a la llama es droga dura, pero es que a solas también es de agradecer. El hummus de fava de santorini sin embargo te lo puedes ahorrar, no merece la pena, y además, si te pides el pulpo que está bastante bueno ya verás ese mismo puré en la base así que tenlo en cuenta.
Podríamos seguir con los mejillones (que deberían ser clóchinas right now), o con la masa fila rellena de espinacas y las croquetas de calabacín, por eso de ir probando un poco lo típico. Entended que no ponga el nombre de los platos en griego, por ti, por mí, y porque el autocorrector me está tocando un poco los huevos. ¿Lo entiendes Spanakopita?
Con los principales, más de lo mismo, todo bueno pero muy muy escaso, aún así, no puedes irte sin probar la moussaka, quizás el plato más famoso de la gastronomía griega y sin embargo, el más normalito. Me quedo con el cordero guisado al limón, aunque falte algo más de ese golpe cítrico o con el bacalao en tempura, pese al puré de ajo negro que no dice nada y los dieciocho euros la ración. Por cierto, hay un plato en carta cuya disponibilidad es tan limitada que siempre que lo he pedido, por pronto que sea, nunca hay.
Terminar con la Baklava (8€) +2,5€ si le añades una bola de helado… es obligatorio para que la experiencia sea completa, pedir la cuenta y recordar que te saquen el cesto de pan de pita para llevar a casa. Me gusta la propuesta que han montado Alkis y Lydia, la veo auténtica y de calidad, pese a su ubicación a escasos metros de la plaza de la virgen, pero sí es cierto que el hecho de tener que pedirme un poal de comida para sentirme satisfecho hace que me lo piense dos veces antes de ir más a menudo. Pese a este dilema, si te apetece comer donde lo haría Sakellaropoúlou (este lo tenía que escribir así sí o sí) si viniera a Valencia por una larga temporada y echara de menos la gastronomía de su país, este es tu sitio.
Lo mejor: La cocina, la comida, el pan de pita
Lo mejorable: La relación cantidad/precio de las raciones
Lo peor: La insistencia en dejar opinión vía MierdAdvisor
KUZINA Valencia
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