La Sangu (Valencia)

Calle del Gravador Manuel Pelegué, 6
Valencia
Tel. 656 641 224
www.lasangu.com

Segundas partes nunca fueron…

Perdón por ser sincero.

Créeme si te digo que no se muy bien como enfocar esta reseña y es que, son tan pocas las cosas positivas que he podido sacar de mi visita que no sólo no se por donde empezar sino que me sorprendo aun más si cabe de leer y oír ciertas opiniones tan diferentes a la mía. Ya no se si es por el miedo a ser sincero o que entre tanto público debo ser el único que esté equivocado, bien es cierto que no es la primera vez que me pasa, curioso que siempre suela ser en el mismo tipo de locales.

Créeme también si te digo que me jode decir lo que digo porque aunque no lo penséis, respeto bastante el trabajo que hizo Vanessa en el “primer” Mil Grullas, y digo primero porque mis últimas visitas a este mismo restaurante también me han parecido flojísimas. Me he encontrado con un local masificado, incluyendo colas en la puerta, con un servicio desbordado y algunos platos que no están a la altura de lo recordado. Y me duele, vaya si me duele, porque Vanessa se atrevió a traer algo diferente al Cedro, como ya hicieran los chicos de La Terreta, del malogrado Miso o del actual Giramon.

Pero toca hablar de La Sangu, una sangüichería de la que ya hablé en su momento y que no ha dejado de desconcertarme en muchos aspectos. Abrieron más tarde de lo previsto, llegó la pandemia, empezaron a abrir como a intervalos hasta que cerraron de manera fulminante. Luego volvieron a abrir, llegaron a ofrecer noodles, pero cerraron y reabrieron para dar desayunos, brunch y comidas. Ahora ya no. Ahora han vuelto a abrir sólo para cenas y creí entender que con el concepto inicial, pero pienso que la cosa ha ido a peor.

El hermano pequeño de Mil Grullas no es que sea pequeño, es que si te despistas, bien podrías acabar bebiendo del vaso de cerveza de la mesa de al lado o incluso dar el “si quiero” a la persona equivocada. La terraza es algo más grande pero está cero acondicionada y en un día de frío, cágate lorito.

Y un sitio tan diminuto podría entenderse como algo íntimo o cercano por parte del equipo, véase el caso de Terra à Vins… sin embargo, aquí la interacción con el servicio es de cero patatero y es que esto es tan impersonal como comprar en amazon, pues aquí la comanda se pide a través del movil, se agregan los platos a la cesta y se envían a cocina, y así hasta las bebidas, los postres… Lo curioso es que al pedir la cuenta te llega en un magnífico escrito a mano cual restaurante castizo.

La carta es prácticamente la misma con la que abrieron hace dos años pero con algún que otro cambio en los emplatados y poco más. Entrantes facilones, donde quizás el pani puri de “steak tartar easter” pueda resultar el más llamativo por el hecho de estar elaborado a base de longaniza de pascua, pero es que una vez lo pruebas y ves esa textura casi cruda de la longaniza, rezas porque la yema curada lleve algo de aliño, algo de sabor, algo de algo. No es el caso.

Llegan los bocatas, a priori el motivo principal de La Sangu. Y si antes, fueran mejores o peores al menos tenías diferentes opciones de carne o incluso de pan donde elegir, ahora olvídate, todo baila en torno al mismo son, rebanadas precortadas de pan y el cerdo. No hay un pan de burger, otro tipo brioche, alguna pistolita… no hay nada original como aquel bocadillo de albondigas. Res de res. Fail absoluto.

Como siempre digo, esto es una opinión totalmente personal, y quizás tu experiencia u opinión difiera mucho de lo que acabas de leer pero si por algo se caracteriza este blog es por ser lo más crítico y sincero posible. Me quedo con la idea de volver, porque confío en que tanto Vanesa como su pareja Aaron son capaces de ofrecer algo más dentro de esas limitaciones. Mientras tanto, toca esperar.

Lo mejor: El precio
Lo mejorable: Los entrantes y el interior
Lo peor: Los bocadillos y el carrito de “amazon”

La Sangu
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