Maestro Bar (Valencia)

Carrer del Mestre Gozalbo, 29
Valencia
Tel. 962 073 344

Siguiente paso, el doctorado

Imagina ir paseando por la zona de Antiguo Reino y de repente, y en una muy buena plaza peatonal, una terraza al solete, abierta desde las doce del mediodía e ideal para tomarte una cerveza bien tirada, y lo que vaya surgiendo mientras rememoras lo buen cine que era el ABC Martí.

¿Y si ahora te digo que no hace falta que lo imagines? Créeme, es real, y no, no me refiero a la cafetería El Reino, que además te cobra cincuenta céntimos por un plato de cacaos, es justo al lado, y es el nuevo proyecto de Carlos Gómez y su otra parte, su hermano gemelo Nacho Gómez (Bureau). Se llama Maestro Bar y es un homenaje al bar de siempre, de los que tanta falta hacen, pero con una pequeña vuelta de tuerca a la oferta gastronómica y con una bodega (alternativa), como no podía ser de otra manera, bastante interesante. En definitiva, un bar normal donde hacer las cosas medianamente bien, sin extravagancias y en las que el cliente salga con ganas de volver.

En Maestro Bar, todo está bueno (a excepción de unas bravas que hubo que devolver a corrales por crudas y frías). No hay nada que te vaya a cambiar la vida, no es la idea tampoco, pero todo resulta apetecible e incluso algún que otro plato puede llegar a sorprender. Podríamos decir que estamos entre una especie de Ultramarinos Huerta, y Travieso o incluso algo de Le Bar de Vins, pero al que quizás viendo la cocina y esa robata, hay que pedirle algo más. Por lo menos algo más de producto del día y alguna que otra sugerencia fuera de carta, más allá de una “ensaladilla con ventresca” (en carta), “ensaladilla con ventresca ahumada” (fuera de carta).

Una buena anchoa, pese a no estar perfectamente limpia es la mejor manera de empezar a disfrutar. Mucho mejor que hacerlo con una gilda cuyo precio me parece desmesurado, o una croqueta que, al contrario que la mayoría, a mí me resulta bastante normalita. Sin embargo, tanto los macarrones de la abuela, como sobre todo el salpicón, me resulta un plato más que correcto pese a que visualmente pueda decir todo lo contrario. Quizás pueda recordar vagamente a la versión de Tragabuches y eso siempre es bien. Aunque a decir verdad, creo que es totalmente diferente, y sin embargo, igual de interesante.

Pero es con los principales más contundentes donde veo una calidad infinitamente superior, sobre todo con una parpatana de atún cuya relación calidad-precio es un regalo, o un chuletón que pese a su corta maduración huele bien y sabe aún mejor. Acompañarlo con los piquillos confitados se convierte en la ecuación de Dirac. También hay sitio para un correcto steak tartar, y un Katsu Sando que va camino de convertirse no sólo en el nuevo hype gastro tras los baos y el pastrami, sino en uno de los hit de Maestro Bar. Para terminar, una fantástica tarta de queso, que a priori parece totalmente chamuscada, y sin embargo esta jodidamente buena.

SPOILER: Solete is coming. Sabiendo quienes están detrás del proyecto, es casi obligatorio preguntar por la bodega alternativa. La de serie está bien y contenida en precios, algo de agradecer, pero si realmente quieres disfrutar de Maestro Bar en su totalidad, házselo saber a Nacho, Carlos o Paula y déjate llevar.

Lo mejor: La comida, bien. La bodega (alternativa), mejor
Lo mejorable: La barra de entrada no invita a ser ocupada
Lo peor: La robata pide binchotan y brochetas por doquier

Maestro Bar
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