Calle del Dr. Manuel Candela, 71
Valencia
Tel. 604 952 570
Mala no, gradísima mala pecora
La llegada de un nuevo bar a Valencia siempre es sinónimo de celebración, pero si encima sucede en los barrios, he de decir que la alegría es doble. Si además, tras el proyecto hay gente joven, ¡Hallelujah!
Para hablar de Malapecora, permitidme hablar primero del Café La Clave, en la Zona Cedro. Un local que muchos conoceréis, y que lleva “liándola” desde 2011. ¿Quiénes están detrás? Dani y David, una pareja de hermanos que pese a su juventud son unos emprendedores y profesionales como la copa de un pino. Consolidada La Clave como uno de los mejores locales del barrio para tomarte una copa, ver el fútbol o echar una partida de dardos, llegó el momento de dar el salto a un concepto más gastro y en el que obviamente la comida tenga mayor protagonismo.
Pues bien, un poco más adelante de donde estaba la Trattoria da Carlo (desde entonces los lunes ya no son igual) se han quedado con la antigua bodega de su padre, Vino y Jamón, le han dado un lavado de cara considerable y no me cabe duda de que la jugada será todo un éxito. Pero un momento, aquí pone bodega y por no haber, no veo ni una triste botella de vino… El interior del local puede parecer algo incómodo por el tipo de mesas y taburetes, pero para el concepto, me gusta. Aún así y para los que busquen algo más cómodo aunque sea en el exterior, tienen una terraza en la parte trasera “semi peatonal” que es todo un lujo, así que en ese aspecto, mini punto para los hermanos Muñoz García. (Guiñito para David).
Barra de fríos, chacinas al corte, algo de laterío by La Curiosa y una pequeña cocina vista donde ofrecer algo más elaborado. Buenas gildas, excelentes gambitas cocidas a la sal y una titaina del cabanyal en coca que necesita una revisión. Lo primero es que es más una coca con un poquito de titaina que a la inversa, y para mi gusto le sobra algo de azúcar y le falta más sabor a “tonyina”. Algo parecido le pasa a la anchoa, demasiada tostada pa’ tan poco salazón, pero aún así, todo pasa el corte.
Bueno, todo todo no. Veamos. Las bravas no ofrecen nada nuevo, ni por ellas solas ni por esas salsas de segunda división pero al fin y al cabo son unas simples patatas fritas, pero las gambas al ajillo sí que tienen margen de mejora y además muy fácil solución. Está claro que las gambitas tienen que ser congeladas, y no pasa nada, pues están buenas y más a ese precio, pero el concepto ajillo que es lo realmente importante pide que el sucu sucu de pan que puedas hacer en el juguito merezca la pena, y el problema viene cuando el ajo en vez de laminado y bien sofrito en el aceite, se convierte en tres pedazo dientes tan crudos que son un sinsentido. Por cierto y llegados a este punto, NO todo tiene porque llevar brotes, mucho menos si únicamente son para decorar. Brote de cilantro para coronar una croqueta de cochinita pibil es bien, la secuencia de brotes de Disfrutar es la hostia. Brotes a todo porque sí, is not ok.
Para terminar y volviendo al buen nivel del inicio, un muy jugoso secreto al que le sobran de nuevo la mitad de esas patatas, y como no, el postre. ¿Y qué mejor postre que una tabla de quesos? Pues sí amigos, y aunque parezca mentira aquí el tema quesos merece mención aparte y no porque estemos antes el festival de Desde 1911 sino porque el simple hecho de que un sitio como Malapecora tenga esa pequeña selección de nacionales, internaciones con Stilton a la cabeza (aunque yo diría que era Shropshire ) e incluso valencianos con cuñas como esa maravilla de Espadán de mi querida quesería Los Corrales es un valor añadido. Parece una gilipollez, pero es que en muchos locales de mayor nivel no pasas de un García Baquero en cuñas y en aceite.
Otro puntazo para estos dos hermanos, y un motivo más para querer a esta pequeñita bodega de Manuel Candela que ha venido para convertirse en algo grande, sobre todo cuando vayan depurando detalles de ciertos platos y donde obviamente, el nombre de bodega vaya cobrando sentido. No te pido un Travieso, tampoco un Ultramarinos Huerta pero sí una pequeña vinoteca con alguna que otra joyita para los clientes que busquen algo más que una buena Estrella Galicia.
Lo mejor: Joyita por pulir en una zona llena de morralla
Lo mejorable: Revisar ciertos platos darán mejor resultado
Lo peor: ¿Por qué le llaman bodega si no hay bodega?
Bodega Malapecora
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