Coctelería nikkei

Calle de Sant Andreu, 4
Valencia
Tel. 960 691 632
www.manaw.es

Coctelería nikkei

Mi primera visita fue demasiado regulera en todos los aspectos, sobre todo en el apartado japo. Al cabo de un tiempo volví y me encontré con el mismo continente pero con una cocina muy mejorada, y ahora, en su nueva ubicación, parece que lo que cambió a mejor llega para quedarse. El tiempo y las cuentas lo dirán.

Por fuera, lo que era el antiguo ÑAM pero en bonito, por dentro un espectacular local, aún no sé si mejor o peor, pero en el que quizás se le haya dado demasiada importancia a la coctelería, diría que casi por encima de la cocina y es que esa pedazo barra nada más entrar, sumado a una gran variedad de cocktails en carta…

No me acaba ese rollo de entrar a un restaurante en el que la barra de bebidas parece ser la verdadera protagonista de los locales, muy al estilo Salvaje o Merlot, que por cierto ya hace tiempo que cerró. Qué curioso.

Manaw

A lo que vamos y empezando por la carta, ¿en serio no se podía haber invertido algo más en la misma? ¿En serio me ofreces un menú de cien pavos en unas hojas con semejante tipografía y fundas de plasticurri pegajoso donde de nuevo las bebidas siguen siendo lo verdaderamente importante? ¿Really men? Dadle una vuelta. En fin, para entrar a la carta de comidas como tal, hay que tirar de QR, y ¡coño! ¡Vuelven a salir cocktails antes de los platos! No te creo, no tiene ningún sentido, como tampoco lo tenía aquella parafernalia de la llamita de fuego a vistas del comensal en su famoso abanico thai.

Por suerte, ya han quitado parte de ese show. Parece ser que es un plato que gusta y se mantiene intacto, pero peca de algo muy importante, da lo mismo que me pongas gamba, vieira, clóchina o carabinero, pues entre el curry rojo y la insana cantidad de yema curada por encima, ya sabes que sabor a mar, poquito. Una tónica que se repetirá en muchos pases y que convertirá una experiencia puramente peruana o nikkei, en una experiencia fusión con en según que casos exceso de “disfraz”. Son sabores originales y se disfrutan, pero se pierde la esencia. Por cierto, ¿puede ser que esta vez el ceviche de la abuela no estuviera tan bueno como en otras ocasiones?

Tanto las gyozas como los tiraditos salen muy bien parados, sobre todo estos últimos con excelentes toques ácidos, y en los que el pescado en forma de usuzukuri no pierde protagonismo. Cabe destacar el chili crab, un plato excelente, acompañado con algo de arroz blanco para rebajar el picante que no sólo engancha sino que no querrás que acabe. Y como no, los nigiris, que merecen mención aparte pues es justo aquí donde mayor mejora respecto a mis primeras visitas y las siguientes. Obviamente no estamos ante los mejores de la ciudad, ni por el shari ni por el neta, pero oye, ni tan mal, a excepción del de huevo de codorniz con (pasta) de trufa que por mucho que te esmeres, es y seguirá siendo el de Hocho Hocho el claro ganador, así que tira de atún, ventresca, anguila o incluso del gunkan de steak tartar. No te arrepentirás, pero cuidado que la cuenta va aumentando y puedes llevarte alguna que otra sorpresa final.

Manaw mejoró de manera notable en su anterior ubicación, algo incómoda y pequeña pero a la que consiguieron darle calidez pese a su terraza un poco en tierra de nadie. Ahora tienen un pepino de local, el cual aún no sé si me gusta más, menos, le falta alma Manaw… pero sea como sea espero que eso no les corte las alas una vez alzado el vuelo. Conozco muchos negocios que por querer expandirse acaban viniéndose abajo ya sea por costes, por demanda o simplemente porque como dice el refrán, quien mucho abarca, poco aprieta.

Lo mejor: La mejora en cocina fue notable y se mantiene
Lo mejorable: No camuflar tanto el producto. Mejorar esa carta
Lo peor: No eres un pub. Primero la comida, luego la bebida

Manaw
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