Mercado de Colón
Calle Jorge Juan, 19
Valencia
Tel. 960 709 175
www.momiji.es
Otoño con distracciones
Japos hay muchos, cada vez más, pero por más que aparezcan siempre acaban quedándose los mismos en la parte alta de la lista. Y cuando estás por el centro-centro como tal, parece que la decisión siempre acaba llevándote al mismo sitio.
Primero fue Momiji, luego y justo al lado apareció Momiji Atelier, un concepto menos purista y más gastronómico, aunque sinceramente rara vez pude ver gran diferencia entre uno y otro. Luego todo acabó siendo lo mismo pero con el nombre de este último aunque con la oferta gastronómica del primero… Y ahora, aunque sigan habiendo dos barras y ambientes diferentes parece ser que todo se llama Momiji Atelier aunque la carta sea la del Momiji de “siempre”. Uf.
Sea como fuere y pese a este jaleo, Momiji Atelier siempre ha sido un restaurante japonés a tener muy en cuenta aunque su ubicación sea uno de los mayores handicaps y es que parece estar en el centro de todo y a su vez en tierra de nadie. Además, ahora con las últimas incorporaciones de Taku (ex grupo Tastem) y de Miguel (ex sumi de La Salita) parece que pinta a equipazo tanto en sala como en cocina, lástima que a este último lo vea bastante desaprovechado… no sé, ¿qué sentido tiene fichar a un jugadorazo si lo tienes en el banquillo?
Como es de esperar no es un restaurante barato, y aunque tienen un menú del día bastante interesante servido en plan bentō ideal para los que van con prisa, mi recomendación es ir a carta o dejarte llevar un poco por lo que le apetezca al itamae de turno.
Empezar con la ostra con ponzu y con el fantástico tartar de atún con miso y manzana ácida es un clásico casi obligatorio y además una forma diferente de probar este plato, en este caso mucho más desmigado y más sabroso que en otros muchos sitios. El sushi en general es bueno, sobre todo los nigiris y en especial el arroz en cualquiera de sus formas. Sabroso, al punto y perfectamente suelto. En mi opinión, tanto el nigiri de toro como el de salmón flameado son un must que junto al temaki de anguila de la albufera con shiso crean una fusión de sabores puros y necesarios.
Existen otro tipo de platos más o menos tradicionales, a los que alguno de ellos habría que exigirles algo más, sobre todo a los que corresponden al apartado carnívoro. Las gyozas de cerdo, caldo de jamón y jamón ibérico deberían ser una explosión de sabor en boca que sin embargo es demasiado sutil. Muy bonito y llamativo por nombre, pero sin fuerza.
Y esto mismo ocurre con el tataki de solomillo de vaca. Ya partimos de la base de que sale demasiado frío y eso ya sabemos que resta sabor por doquier, y si no fuera por el daikon y el napicol pues la verdad es que pasa sin pena ni gloria. Una pena porque ese plato algo más contundente que el resto podría ser un gran fin de fiesta y sin embargo casi prefieres seguir disfrutando o incluso repetir alguna que otra pieza de sushi.
Momiji es ese japonés que de estar ubicado en otro sitio o algo más “cerrado” sería un referente en la ciudad a la altura de Nozomi o Hōchō, pues la comida es buena, los emplatados elegantes y tanto el equipo como la bodega acompaña a que la experiencia sea ideal, pero es que miras a tu alrededor y toda experiencia nipona se echa por tierra. Que si el trajín de la gente entrando y saliendo del baño (uno a cada lado), niños corriendo y gritando por los pasillos del mercado… en fin, que aun estando en la barra frente a cocina (imprescindible reservar aquí) es difícil aislarse del mundo exterior.
Lo mejor: Comer sushi en la barra frente a Diego y Alex
Lo mejorable: Los platos de carne
Lo peor: La ubicación del lugar es un handicap
Momiji Atelier
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