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Futuro promisorio para estas tierras
El ulular del viento me despierta cual aullido del lobo Fenrir. El hielo sobre el poyete de la ventana me alerta del frío polar del exterior, toca abrigarse, más ahora en pleno Fimbulvetr. Hoy, por tercera vez vuelvo a despertar en Ærøskøbing.
La carretera es un desierto. El paisaje, un páramo. Al llegar, agradezco haber optado por todo el conjunto de ropa Inuit que compré hace unos años a un octogenario comerciante en la Ladera Norte del Yukón. “Ayurnamat” fue su palabra de despedida. Llego antes de hora, como siempre que viajo a Ærøskøbing y sólo existe un único motivo. Las ganas. Reencontrarme con Odín y Thor siempre es sinónimo de alegría. Mientras espero, me tomo una cerveza en la cafetería de Eloy AKA Ræb (contigo desde 1995), reviso mis apuntes de enomaníacos y me acerco más si cabe a las grandes estufas que abarrotan las paredes.
A lo lejos y tras la cristalera, allí está Hermod el Veloz. Nos saludamos, nos abrazamos y tras él, subo la escalera camino a Oba-. Al abrir la puerta… Heil! grita el equipo comandado por Odín. Ipso facto, y una vez sentado junto a la hoguera, esa sensación de calidez y cercanía se magnifica. Empieza el festival, en parte conocido, en parte aún mejor. Y es que el apartado vegetal, el cual siempre me ha parecido formidable, diría sin ningún tipo de dudas que ahora es espectacular. No hablo de la secuencia de flores, más visual que sabrosa, pero sí del forrajeo, una primera muestra de vajilla, de cromatismo otoñal y de sabor. A destacar esa hoja de parra que se ha convertido en un imprescindible de la casa.
Tras el forrajeo, un ejemplo más de esa obsesión del equipo por la estacionalidad, la recolecta diaria por parte de Isaakson y de un sabor tan puro que duele, apenas unas pinceladas de diferentes salsas y aliños en esa paleta vegetal en la que cada sabor es mejor que algunos principales.
Continuamos con la puesta en escena, a base de un cangrejo en todas sus formas y con el “compost”. Un caldo castellano en el que la verdadera protagonista es la sutil shiitake y su royal. Sale otra paleta, pero en este caso con faisán y el curioso (y particular sabor) del hongo aspergillus. Tras un pequeño descanso y análisis de estas primeras secuencias, veo que los cambios son mínimos, pero todo está mucho más pulido y resulta casi perfecto. Sorprende que cada bocado vegetal sea tan interesante como profundo y hace replantearte la fuerza que tendría un menú que tirara por estos derroteros de principio a fin. Esa idea desaparece de manera casi instantánea.
Sigo transcribiendo mis pensamientos sobre la libreta cuando de repente, directos a cocina. Toca levantarse, dirigirnos al corazón de Oba-, y continuar la experiencia de la mano de Odín en su pequeña parrilla. Otra vieja conocida, que igualmente ha mejorado sobre todo en una textura, mucho más crujiente por fuera, y jugosa por dentro. Quizás el pase más dinámico de Oba-, cocinado casi en su totalidad desde cero y frente al comensal.
Hablamos largo y tendido sobre lo que hay, sobre lo que vendrá, por los infinitos proyectos de esta pareja que revolucionó este pueblo de Manchuela hace unos años y cuya expansión parece no tener fin. No miento si te digo que tengo ganas de encontrarme con el Cuaderno DØS o al menos más de un cambio significante en los platos más contundentes del menú, pero es tan agradable la sensación que transmite este equipo que siempre merece la pena volver. Vamos llegando al final de la parte salada con el sabroso “kebab” de oveja machorra, y el “ramen” de jabalí. Dos pequeños viajes gastronómicos sin salir de la Manchuela.
Mientras firmo de nuevo este cuaderno con la pluma de caza menor, me doy cuenta que son casi las 18:00. Disfruto de la cercanía y profesionalidad de Hermod, y cuando ya parece que la velada llega a su fin, y me despido de Odín quien tiene que ausentarse de manera urgente… se abre la puerta de Valhal.
¡Thor! Hoy sí. Lo abrazo y sin apenas articular palabrar, me invita a un rápido viaje por el reino Asgård. No está Daiwa, pero si Tandgnojst y Tandgrisner quienes tiran del carro de Thor como si les fuera la vida en ello. Que alegría conocer a Isaakson, mucho más en su zona de confort. Paseamos, hablamos, disfrutamos de la tierra y en el viaje de vuelta y mientras la oscuridad se apodera del paisaje, me doy cuenta de una cosa. Oba- parece estar dormido y sin embargo, está más despierto que nunca…
Farvel!
Lo mejor: El menú es redondo de principio a fin
Lo mejorable: Los asiduos necesitamos sorpresas
Lo peor: Y el cuaderno DØS, ¿para cuándo?
Oba- Restaurante
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