Oba- (Casas-Ibáñez)

Calle Tomás Pérez Úbeda, 6
Casas-Ibáñez, Albacete
Tel. 600 965 893
www.obarestaurente.es

¡Escandinavia está en Albacete!

Tras mi última (y agridulce) visita a Cañitas Maite tenía muchas ganas de ver realmente hasta dónde llegaba el atrevimiento de Javi y Juan en este nuevo proyecto llamado Oba-. Mismo lugar, pero… ¡WTF!

Que sí, que la entrada a través de esa recepción no le hace justicia a Cañitas Maite, mucho menos a Oba-. Pero es subir las escaleras, y abrir esa puerta y ¡JODER! Cierro momentáneamente los ojos, los abro, veo que es cierto, no es un espejismo. ¿¡Qué puta maravilla es esta!? Creo estar en KOKS y que de la nada aparecerá Andrias Ziska montado en un reno y vestido con las pieles del último alce cazado. Pero no, estoy en Casas-Ibáñez (Albacete) y estoy flipando. Esto es sólo el principio.

Todo es cálido, acogedor, es como estar dentro de una cabaña, rodeado de madera, la chimenea… Apenas cuatro grandes mesas, desnudas (adoro las mesas apenas vestidas), para dar cabida a un máximo de catorce comensales que poco saben sobre el menú. De camino a mi mesa saludo a Carlos. Me acomodo, bajo de la nube y me dispongo a dejarme llevar. Bienvenidos a Oba-, el que a corto plazo será, un nuevo Michelin de España.

Oba- es un viaje al pasado, a las raíces culinarias del entorno, de buscar la excelencia en lo más simple. Oba- es la prehistoria hecha vanguardia.

Un cuaderno estilo Mugaritz te cuenta historias sobre los diferentes pases (19) del menú, alguna que otra pista pero nada detallado. Y es entonces cuando empieza el show, no sólo de contenido sino de continente. El despliegue de vajilla, cubertería, y otros elementos es simplemente espectacular. Véase el caso de la heladera de 1902 en la que Juan elabora un helado de tupinambo en la mesa del cliente.

Respecto al contenido, se agradece la opción de acompañarlo con maridaje sin alcohol cómo lleva tiempo ofreciendo Fierro y ahora Riff, o la opción de un maridaje con alcohol pero ligero y singular. La selección de vinos no va a cambiarte la vida, sobre todo a los que buscan el mismo placer en el beber que en el comer. Pero descubrir ese Sicus Hidra tan singular (tuve que echar mano de Ferran Salas para obtener más datos) o el Sol de Otoño de la zona bien merece una oportunidad. La idea de autolimitarse con una carta de 250 referencias de pequeña producción es otro punto a favor para conocer nuevos vinos algo más desconocidos.

En cuanto a la comida, muchos fermentos, mucho encurtido, algo de provocación como en el pato, elegancia a la hora de trabajar la casquería… En definitiva, veo toques de Noma y más a sabiendas que la idea de Javi y Juan, según me cuentan, es adaptar y ambientar, no sólo el menú sino también el local, dependiendo de las diferentes estaciones del año.

En conjunto, es un gran menú con platos muy interesantes como el ya conocido gallo castellano en escabeche, el cabrito celtibérico con la pasta de sus interiores, el APIONABO INOCULADO (sí, en mayúsculas) que acompaña a la mortadela de pato, o la liebre y alubia con rayadura de… ¡hasta aquí puedo leer! Un Yin Yang tan atrevido como perfectamente elaborado.

Hay algún que otro plato, que sin estar malo, no está a la altura del menú. Es el caso de la trucha. ¿Qué sentido tiene mostrarme en mesa la parafernalia del cocinado de un producto, si acabas llevándotelo a cocina? Además, pese a la interesante presentación, una vez en boca, el pescado pasa totalmente desapercibido. Lo mismo me pasa con el plato de Trigo y koji, me recuerda tanto a un postre, que me descuadra totalmente el menú.

Cae la noche en Ærøskøbing, aquí apenas vemos el sol y la nieve empieza a pesar sobre el alféizar de mi ventana. Limpio el vaho del cristal con el dorso de mi mano, y a lo lejos veo a dos lobos aullar bajo la luz de la luna, llena, como casi cada noche. Es otro de los encantos de vivir en esta pequeña isla de Ærø. Bueno, eso y… ¿Disculpe? ¿Se encuentra bien? ¡Coño! Sí, perdón Javier Redondo. Me había quedado embobalicado con la chimenea y había perdido la noción del tiempo.

Tras más de cinco horas y de una sobremesa junto a los cocineros en esa pequeña gran cabaña de Ærøskøbing Casas-Ibáñez, me levanto feliz, deseando volver, de seguir viendo de que son capaces estos jóvenes que lo petaron en Madrid Fusión y ahora lo siguen haciendo en Albacete. Chapeau!

Lo mejor: Menú, vajilla, idea… ellos
Lo mejorable: Que la croqueta no tenga cabida
Lo peor: El acceso no le hace justicia

Oba- Restaurante
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