Calle de Sant Joan Baptista, 8
Ciutadella, Menorca
Tel. 871 554 394
www.pezlimonmenorca.com
Pezqueñín con piel de cordero
Llegaron tras la pandemia y desde entonces es posiblemente el restaurante más demandado de Menorca tras Sa Llagosta y Café Balear. Desde el primer día revolucionaron el panorama menorquín apostando por un concepto divertido, para compartir y para todos los públicos (y bolsillos).
Un lavado de cara considerable de puertas para adentro, todo mucho más blanco, mayor comodidad, sobre todo en la zona de mesas altas y hasta mejor vajilla. Pero se mantienen esos tres libros que te dan la bienvenida y que son una declaración de intenciones en toda regla. Todo el Pescado de Josh Niland, Caldos de Ricard Camarena y La Cocina como ciencia natural de Mugaritz. Aquí hay cocina y eso me gusta. Elena Angosto en el apartado de fríos y Héctor Gallego en la cocina caliente. Aparente informalidad, y sin embargo profesionalidad y simpatía a raudales.
En mi primera visita a Pez Limón maldije la imposibilidad de disfrutar de bocados unitarios, medias raciones o platos simplemente más pequeños. Siempre he sido de la opinión que aquí y en todos lados, hoy y todos los días, hay platos que deberían poder pedirse siempre por unidad. Las croquetas, las anchoas, las gambas (las buenas)… ¿Para que quiero un plato de cuatro (grandes) croquetas? Por buenísimas que estén las croquetas de Chon, la madre de Elena, quiero disfrutar de una y seguir probando cosas. Por suerte, en esta nueva visita mis plegarias han sido escuchadas y por fin puedo disfrutar de una croqueta, una anchoa, una ostra… lástima que la tabla de quesos todavía deba ser compartida entre 2/3 personas… no importa. Se pide, se prueban y se envuelven para el desayuno del día siguiente.
El katsu sando, que sobre el papel debería ser un bocado exquisito pasa sin pena ni gloria. Un sabor tan sumamente sutil, que sin estar malo no sorprende, tampoco te deja ese sabor salino que podríamos esperar viendo esa pareja de ingredientes. Sube precio sin miedo y métele calidad, pero no me dejes así. Por suerte, tanto el tartar de gamba roja con gazpachuelo y sobrasada, como los mejillones a la plancha con salsa “chili crab” y tomate seco son dos delicias que se convierten en obligatorias. La ensaladilla es original, al igual que el steak tartar, más por su manera de presentarlo junto a esas láminas de carasau, que por sabor. Yo sigo prefiriéndolo su anterior versión con pan brioche de Pigalle, pero sea como sea, está logrado. Una lástima no poder cuadrar el aliño de la carne a gustos del comensal.
Pez Limón desprende rollazo desde la calle, la playlist es la hostia (hasta Carlos Chaouen y su semilla en la tierra suena por los altavoces), el servicio es maravilloso y la cocina ofrece productos harto conocidos, pero con un girito tan interesante como necesario. Una especie de raro pero en la maravillosa Menorca.
Viendo la trayectoria tanto de Elena como de Héctor, yo me pregunto, ¿de qué serían capaces ambos dos si les hicieras la reserva “a tumba abierta”? Así, sin miramientos, sin mirar el bolsillo, simplemente sentándote en la barra y ponerte a sus órdenes.
Lo mejor: Todo en Pez Limón es notable
Lo mejorable: Pedirle un “omakase” a Elena y Héctor
Lo peor: Ciertos platos y vinos por copas
Pez Limón
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