Ricard Camarena / El Bressol / Fierro
¡Malditas microgotas de Flügge! 1800 horas han pasado desde la última vez, o lo que es lo mismo, 75 días desde la última vez que pisé un restaurante. Muchas cancelaciones a reservas realizadas con meses vista, alguna que otra celebración, unas fallas que deberán esperar… todo por la mierda del SARS-CoV-2…
Pero Ricard Camarena abría el pasado 23 de Mayo, era el primero de los grandes y yo estaba ansioso por cenar en la casa del chef al que admiro. Eso si, en la terraza, y lo que puede parecer como algo perjudicial para un restaurante de este tipo, la verdad es que estuvo bastante bien.
Quizás ahora que llega el calor, la experiencia puede ser un poco negativa para muchos, el calor, las moscas, los mosquitos… pero he de decir que todo estuvo a la altura. Se echó en falta ver a David o a Marta por allí, pero aún así volver a ver a Jeffrey, a Luis, a Alex y por supuesto a Ricard, con quien pude hablar largo y tendido sobre la situación y demás, fue algo la mar que positivo. Terminar en el jardín exterior de Bombas Gens fue espectacular.
Esta vez no voy a hablar del menú, ni falta que hace. Ya tenéis la última [reseña aquí] y además, muchos conocéis mi devoción por el cocinero de Barx.
Siguiente visita Post Covid, pues ¿quién sino? Si por Ricard siento devoción, lo de Jose Vicente en el Bressol es algo muy parecido. Adoro el pescado, el marisco y cualquier cosa que sale del mar, y este local es el templo del mediterráneo.
Su restaurante “producto, producto, producto” es eso, calidad marina sin igual, pero es que encima, prepara unos arroces secos o melosos… y unos vinos y/o champagnes que dejan huella [reseña aquí]. No sé cuantas veces habré ido ya desde que abrió en su nueva ubicación pero es que para mí, no hay nada igual en toda Valencia, y parte de España (que me perdonen Los Marinos José, en Málaga).
Jose Vicente, es un amigo, un señor y un profesional como la copa de un pino. Él se lo guisa y él se lo come. Y yo, seguiré apoyándole en todo lo que pueda, su filosofía y mucho más. Además, hablar con él siempre es un placer.
Y luego… pues faltaría el tercer restaurante en mi Top3 de la ciudad. Un restaurante al que tengo mucho aprecio pues desde el primer día, de la primera temporada, del primer año, se convirtió en una referencia. Por su concepto, por su profesionalidad y naturalidad, por poder hacer cosas tan grandes en un espacio tan pequeño y, por supuesto, por el equipo. Hablo de Fierro [reseña aquí] y por tanto, hablo de Germán y de Carito. Y también de Piero y de Eva.
Destacar la labor que han estado haciendo estos tres meses junto a la ONG World Central Kitchen del gran José Andrés. Estas cosas son las que hacen grande a la gente.
Aún no han abierto, lo harán el jueves 25 y allí estaré un día más, de una temporada más. La 7. Así que mientras tanto, y como tenía tantas ganas de verlos, porque los considero amigos (incluso compañero de pádel a uno de ellos) pues a Doña Petrona que nos vamos, su otro local, a apenas cien metros de Fierro, y con una de las mejores terrazas de todo Ruzafa. Como ansiaba tomarme una “Justina” y unas buenas bravas con Chiles Hermanos…
Que alegría volver a verles, a todos y cada uno de ellos y que mierda no poder abrazarles. Hay tanta relación cocinero-comensal en el rostro, que quizás sea verles con mascarilla lo peor que voy a llevar de vuelta a la normalidad.
Gracias a vosotros, y a todos los demás por seguir estando.
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