Avenida de Burjassot, 54
Valencia
Tel. 963 355 418
www.ricardcamarenarestaurant.com
La familia
Mara, Antonio, Sergio, Carolina, Hermes, Enzo, Lucía, Daniel, Lucas, Isabel, Plamena, Joao, Álex, Lluis, Salvatore, Mario… Mari Carmen… Bienvenidos a Ricard Camarena.
Desde hace muchos años, entrar a Bombas Gens no es sinónimo de visitar una exposición fotográfica (que también) o de disfrutar de una experiencia inmersiva sobre Egipto y su rey Tutankamón, sino de disfrutar del verdadero artista, un cocinero al que aprecio desde hace mucho y al cual intento visitar al menos una vez al año. ¡Que suerte la mía! Atravieso el empedrado del Centro de Artes Digitales y ya a lo lejos veo a Salvatore esperándome para recibirme como en pocos sitios. Ya sentado, en la mesa de siempre, disfruto de la cocina abierta, de Lluis, Alex… Sergio a mi vera, del acompasado baile del equipo de sala, y como no, de la barra de Ricard, un espacio único en la que disfrutar de manera directa de algunos clásicos del cocinero y que se convierten en unos bocados de leyenda, sobre todo, lo que respecta al atún.
Diferentes piezas del túnido que se maduran en algarroba dan como resultado sabores y texturas que sorprenden a los primerizos, y que siguen entusiasmando a los que los probamos una y otra vez. ¡Y dicen que Ricard no pone carne! Junto a su famoso “steak” tartar con piel de calabacín y la cebolla con anchoa y ajo negro nos enfrentamos a bocados ya icónicos de un cocinero único. Para entrar en calor, nada mejor que un consomé de vaca con hortalizas que es casi una infusión herbácea tan elegante como sabrosa. Un ejemplo de como su cocina ha ido evolucionando y haciéndose cada vez más refinada, pero sin perder la esencia del sabor. Todo ello sin grandes alardes, pero con más técnica de la que parece, y siempre respetando el producto.
Se continúa con un interesante salpicón de quisquilla y coco, el famoso tomate en conserva con mantequilla de oveja, y otra vieja conocida, la ostra valenciana con aguacate y horchata de galanga (desde el 2011 entre nosotros). Ah, y el pan. Masa madre por un lado, hojaldre por otro. Dos sabores, dos texturas, dos placeres en uno que convierten al que debería ser el acompañante perfecto, en un plato del cual querrás repetir. Todo esto amenizado por el bebercio de Salvatore.
Él sabe lo que me gusta, él sabe lo que necesito. Sumado a las largas charlas junto a Mario Mazuelas sobre la vida, la gastronomía, la experiencia del cliente, la necesidad de los congresos de GASTRONOMÍA (sí, ahora en mayúsculas). Pero no congresos donde sólo tienen cabida los cocineros sino los camareros, los jefes de sala… en definitiva, la de todo restaurante que últimamente tanto criticamos y que por paradójico que parezca, aquí es simplemente perfecto.
Tras un chocante y sorprendente binomio de humildad y lujo a base de cebolla y caviar, caviar y más caviar… ¿A qué huele el Otoño? ¿A qué sabe el Otoño? El plato de arroz con nueces y setas, junto a esa copa de orange Gravner es la respuesta a todas tus preguntas, por el sabor y por el cromatismo que se colorea en la mesa. Combinación espectacular para un menú tan ligero y equilibrado como siempre, y es que en pocos gastronómicos verás que la calidad está muy por encima de la cantidad. ¿Qué me hubiera gustado un pase salado más? Por supuesto. ¿Qué hubiera cambiado dos postres por un principal? Sin ninguna duda. Quizás sea porque sorprende que productos tan modestos consigan hacerte llorar, o porque simplemente te hacen sentir tan a gusto en este espectacular espacio que nunca quieres que se vaya acercando el final.
Para terminar, un nigiri, que es en realidad un gyoza con lubina y apio ahumado que estando bueno, es todo tan sutil que te quedas un poco pensando en que al plato final le falta algo de flow, algo de fuerza. Tras el pase más flojo de la cena, llega el recital de postres, para mi gusto demasiados, donde tanto el de mango y curry como el de berenjena con miso (espectacular) ganan por goleada por el simple hecho de ser los menos postres.
La noche termina con una larga sobremesa en el bar, con Mario al frente, la bodega del restaurante a mi derecha y la completa biblioteca gastronómica a mi izquierda. A mi espalda, otra espectacular experiencia, quizás no tan completa como la del año pasado, pero igual de interesante, en uno de mis restaurantes favoritos y junto a mi chef por excelencia, Ricard Camarena.
Gracias.
Ricard Camarena 2023
Ricard Camarena 2022
Ricard Camarena 2019
Lo mejor: Sentirte parte de la familia
Lo mejorable: Me faltó un salado
Lo peor: Me sobró un dulce
Ricard Camarena Restaurant
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