
Calle del Pintor Sorolla, 17
Valencia
Tel. 960 666 202
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Los paraguas del banquero
Estimar Hotels aterriza en Valencia con un nuevo hotel en pleno centro. Frente a El Corte Inglés y en el antiguo emplazamiento del extinto Banesto, un restaurante con llamativo nombre, elegante continente pero con una muy dudosa gestión en lo que al apartado gastronómico se refiere.
Bonita entrada, muy propia de un cuatro estrellas y con una recepción acorde. Tras ella, el restaurante lobby bar. Aún no sé si es cómodo, si es ideal para comer/cenar o simplemente para tomarte una copichuela a media tarde. Pero lo que sí sé realmente es que no creo que merezca la pena gastarte dinero en comer allí ni aún estando alojado en el hotel y se te hayan hecho las doce de la noche haciéndote selfies frente al Hemisfèric.






– Ponme una Turia.
– “No me queda.”
– Vaya, pues una Estrella Galicia.
– “Tampoco me queda…”
– Coño… pues a ver…
– “La artesana tampoco me queda”
– (…)
No penséis que las cervezas que pido son caprichos por marear. No, no. Son tres de las seis cervezas que tienen en carta a cinco pavos cada una. Vale, bien, rotura de stock… ¡me suda la polla! Estás en to’ el centro de la city, tienes supermercados justo enfrente, eres un hotel que acaba de abrir y que sólo por la categoría que dices vender deberías tener opciones para todo ese guiri que llega reventado tras estar todo el puto día por ahí haciendo un freetour, tomarse una paella en Casa Isabel y le apetezca terminar sentado en el hall y disfrutar de una copichuela mientras revisa las fotos movidas y desenfocadas del smartphone.




– “Ah, katsu sando tampoco me queda”
– Acaba con este sufrimiento, dime qué quieres que pida. Ah, y dime la añada de este vino por favor (lo señalo en carta)
– “No sé si tengo”
– (…)
La croqueta de jamón no está nada mal, aunque no puedo decir lo mismo ni del buñuelo de bacalao ni de esa tosta de mini anchoa coronando todo el tomate del mundo, totalmente prescindible. Como no había sándwich japonés, me pido un trikini “nacional” que bueno, es como el típico Sándwich Club que todo hotel parece querer tener pero apostando por el lacón y el cheddar rojo. Tras los reguleros entrantes, una correcta alcachofa con panceta y ¡ahivá, la virgen! El calamar en tempura, a 25€.






Mega anillas de “calamar” cuya tempura no es tempura, que se deshace con tan sólo mirarlo, chicloso a más no poder y que de repente… ¡la catarsis! Ya el olor no ofrecía muchas garantías, pero fue al cortarlo por eso de no querer atragantarte cuando el cochambre hizo acto de presencia. Injustificable que eso pueda salir así a una mesa.
En la carta se ofrece un único pescado, el del día. ¿Sabes cuál es? Yo todavía no. También se ofrece una única pieza de carne, concretamente de ternera. ¿Sabes cuál es? Era lomo alto y créete si te digo que hasta eso hubo que consultarlo en cocina, por suerte, lo mejor de la cena pese a la poalà de patatas ¿congeladas?. Podría contarte más detalles, uno tras otro, de esos que aún yendo con buena fe, sabes que no hay por dónde cogerlo, pero eres masoca y quieres más.




DEGUSTACIÓN DE LOS MEJORES QUESOS VALENCIANOS.
Así rezaba el titular. Podrías quitar lo de “mejores” y ya decidir yo el calificativo pero bueno, vamo a darle.
– ¿Qué quesos estáis tocando ahora mismo?
– “Buff… sé que son cinco… de Valencia… pero… tendría que consultarlo…”
(A few minutes later…) (Unos minutos después…)
(A more minutes later…) (Cinco o seis minutos después…)
(Many minutes later…) (Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén… 🎶🎶)
– “A ver… al final son cuatro quesos. Uno de Mahón, un manchego, un Cat…
– Tráeme una torrija y la cuenta, por favor.
A ver cómo te lo explico. Ya sabemos que pasa con la mayoría de los restaurantes que están dentro de los hoteles, pero no es excusa. Podrán ser mejores, peores, más lujosos, más románticos… pero siempre deberían tener cierto nivel, al menos en algún apartado. Todos sabemos cómo están las salas, las pocas ganas de trabajar de la peña y las quintas gamas que abarrotan los arcones de las cocinas, pero joder, seamos un poco exigentes. Soy consciente de que tu público es otro, pero esto que te escribo ha pasado estando sólo en el restaurante, sin nadie más cenando, con tres camareros para mí, una noche tonta entre semana sin pretensión alguna y sin embargo te vas, ya no cabreado, sino corroborando lo que siempre digo. Por muchos sitios nuevos que lleguen y por otros muchos que faltan por probar, siempre merece la pena acabar en los diez que ya conoces y nunca fallan.
Lo mejor: Bodega corta, pero sorprendentemente comedida
Lo mejorable: Relación calidad/precio de la comida
Lo peor: Pues no lo sé, te diría que mí/su indiferencia

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