Señuelo (Valencia)

Carrer del Comte de Salvatierra, 39
Valencia
Tel. 960 524 859
www.senuelo.es

Leer el agua… y la tierra

Por fin, y tras barajar diferentes opciones, Sergio Giraldo y Cristóbal Bouchet han lanzado la caña. Ahora, mano a mano y sin depender de nadie, nuevo local, filosofía similar a su anterior proyecto pero ahora, en pleno centro. Así es Señuelo.

Era una de las aperturas más esperadas, más aún tras conocerse la noticia hace cosa de un año de que tanto Sergio como Cristobal se desvinculaban del grupo Gastroadictos y por ende, de La Sastrería, un local que enamoró, lo petó y que de una manera u otra, sin quererlo ni beberlo, aquello se fue de las manos. Ya no importaba la cocina de Sergio, su apartado más gastronómico o fidelizar al cliente. Lo importante era tener el local hasta la bandera, en todos los turnos, y que el cliente pusiera morritos para la foto y poder decir que había estado en uno de los locales más bonitos de Valencia.

Al lío. En Señuelo todo recuerda al mundo del mar, de sus marineros y sus pescadores. El espacio cuenta con dos zonas diferenciadas; la más próxima a la entrada (amarillo) es la parte más informal, de mesas altas y más enfocada al tapeo, a la coctelería y a una comida mucho más informal. Es una zona algo fría, pero con un objetivo muy claro. Tener rotación, sin dejar de lado la calidad del producto. Sitio ideal donde degustar su ya famosa croqueta de gamba semi líquida y cabeza frita o su taco de pato.

Al fondo, el espacio principal (azul). El restaurante de mantel y servilleta de tela, donde darte el verdadero homenaje culinario. Es un espacio acogedor pero demasiado oscuro, especialmente de noche. Creo que falta algo de decoración en las paredes, me gustan las mallas de metal pero no entiendo esas láminas de policarbonato (o lo que sea), especialmente la que separa la última mesa alta con la primera mesa baja del salón.

Sergio trabaja un producto de mar de calidad, y por ello no siempre veremos las mismas piezas en la vitrina de la entrada. No es el carro de Jose Vicente de El Bressol pero es que aquello es otra liga, pero me gusta que una misma dorada, un san pedro o unas navajas puedan ser cocinadas de maneras distintas, a gusto del consumidor. Y eso es lo que más me gusta de Giraldo. No sólo es un tío super cercano con el que puedes hablar largo y tendido, darle tu opinión sobre cualquier cosa o incluso discutir sobre equis temas, sino que es un profesional como la copa de un pino. El producto final puede ser desde lo más natural, hasta lo más sofisticado posible, nunca sin perder la esencia.

Disfruto con un rodaballo frito, con unos berberechos al vapor o con una Ventresca madurada de atún simplemente espectacular. Pero es que también lo hago cuando se pone el traje de canalla y me prepara una centolla con aliño tailandés, un salpicón de navaja con leche de tigre o las colmenillas rellenas de rabo de toro. Este último bocado, junto a las alcachofas brasa y sepionet, que me preparó en la última visita, son platos cuya ejecución parece fácil pero te aseguro que te follan la mente.

Un claro ejemplo de que Sergio no sólo se desenvuelve bien en el agua sino también en la tierra. Siempre me han gustado sus guisos, sus “mar i muntanya” y sus escabeches. Hasta sus cortes de carne son notables. Una pena que para este tipo de platazos necesites de tres o cuatro personas de buen comer y de mejor bolsillo.

Respecto a la sala veo cierta mejora respecto a los primeros días, donde notaba muchas ganas pero poca profesionalidad y muchos cambios. ¿Maje? ¿Where is Maje? Parece que la cosa se va consolidando y es que en un sitio así, la sala merece un nivel a la altura de la cocina. Ya se que a Cristobal no le gusta estar metido en todo este jaleo, no es lo suyo, pero pienso que si se involucrara más, estuviera mucho más pendiente del recibimiento de la gente, y de dirigir al personal con una simple mirada o un gesto, toda visita sería memorable.

Resumiendo, cada día disfruto más de Señuelo, de saber que Bouchet o Mateo (gran barman y mejor tipo) están pendientes de qué cocktail (no combinado) me apetece, de olvidarme de cartas y QR’s y que aparezca Sergio, apretón de manos y a decidir por mí los platos que tengo para hoy. Eso es Señuelo, morder el anzuelo y dejarte llevar.

Lo mejor: Sergio y su vuelta de tuerca (o no) al producto
Lo mejorable: Cristobal debería tener más protagonismo
Lo peor: Echas de menos la cocina abierta

Señuelo distrito mar
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