Merlot (Valencia)

Avenida del Cardenal Benlloch, 25
Valencia
Tel. 960 070 345
www.merlotvalencia.com

¿¿¿¡¡¡Pero esto qué es!!!???

«Hay problemas que sólo se entienden cuando se viven en la propia piel y como no es lo mismo contarlo que vivirlo, voy a vivirlo durante 21 días 1 día».

Merlot es el ejemplo perfecto de que encuinarte no tiene ni idea de gastronomía porque “¿cómo no conoces el nuevo sitio de moda?” “¿Aún no has ido?” “Pero si ha ido todo el mundo” Que si el sitio es chulísimo, que si los cocktails son brutales o que si o si, pese a la calidad de la comida, debes dejar hueco para el postre. Quizás sea ese el motivo, pero no, no conocía el sitio. Pues bien, todo lo positivo que he leído por ahí no corresponde con lo vivido allí dentro. No se si serán AD, Colabs, F4F o Fórmula 1, pero sea lo que sea, no pasaría nada por decir la verdad, ¿no?

Tras abrir la puerta de entrada, un vestíbulo rollo discoteca con una barra y un ordenata te dan la bienvenida, y digo barra y ordenador porque allí no hay ni Peter. Por cierto, ¿quienes serán esos tal Peter y Perry que nunca vienen? En fin, que allí en la entrada estuvimos un buen rato hasta que al final viene un chico desde el salón a atendernos. Nos acompaña finalmente a la mesa, no sin antes atravesar la zona del “submarino” repleto de peña fumando cachimbas y una bañera en la que la peña se hace fotis monis. Si amigos, el pasillo huele a fresa, melón y menta y tiene todo lo que no debería tener un restaurante, y sí un bar de copas.

Me sientan en un incómodo sofá que quizás pueda resultar interesante para otros menesteres pero no precisamente para comer, y es que aquí todo parece estar indicado para hacerte unos selfies mientras fumas de la shisha. Reviso la carta y al instante una camarera me avisa de que no quedan cinco platos de la carta, y además de los platos principales por decirlo de alguna manera. Se excusa en “que la noche anterior les dieron mucha caña”. Ok, no pasa nada, pero ya me podían haber avisado antes de llegar al restaurante, por eso de mantener la reserva o no.

En la carta hay de todo, de todo lo que hay en todos los restaurantes que se abren de este palo y parece que toda ella está cortada por el mismo patrón. Ahh y también hay sushi. Es lo primero en llegar…

¿¿¿Qué barbaridad es esta??? Son tronchos de dinosaurio tanto de arroz como de pescado o carne. Créeme si te digo que nunca antes había visto un corte tan grande de maki, semejantes bolas de arroz para nigiri o unos trozacos de pescado y supuesto wagyu que hubo que pedir explicaciones automáticamente. O nos estaban tomando el pelo a nosotros o estaban perdiendo dinero, pero lo de esa carne… fatal. Juro haber visto videos de Emilio en cocina con unos cortes que efectivamente eran wagyu, con su marmoleo e infiltración extrema, al igual que un atún by Balfegó bien cortado, pero lo de este sushi no tiene nombre.

El resto de platos, pese a estar mejores se nota que no tienen ningún misterio. Los típicos baos Chimei rellenos de cerdo y pato, los típicos tacos de cochinilla y carrilera… y como no, la típica y omnipresente costilla de cerdo cocinada a baja temperatura durante cuatrocientasmil horas que mola ver como sale el huesito sin apenas esfuerzo, pero que al final, es más de lo mismo.

¿Te podría decir que el steak tartar es original? Pues hombre. En Hikari hacen algo similar, con pollo y tiene más sabor, pero vale, te lo compro. Al igual que te compro el tartar de atún aunque viniendo de donde viene habría que pedirle un puntito más. Por suerte, no lo han infectado con trozos de aguacate, mango y un litro de aceite de sésamo. Todo lo demás sigue pasando como pasan las cosas por la cinta transportadora del super, sin pena ni gloria. Se come, pero no se disfruta. Y así fue durante toda la comida. Pedí más cosas, pero nunca llegaron a la mesa, y la camarera tampoco parecía tener su día…

Merlot

Yo sigo sin entender el boom este de sitios cuquis en el que cuidan más la decoración o el show que la cocina, pero parece ser que si quieres tener éxito hoy en día, los tiros deben ir por ahí, así que quiero entender que el rarito soy yo. Quiero entender también que fue fallo mío ir el día que no habían esos cinco platos agotadísimos y que deben ser los que todo el mundo pide, come y disfruta, porque sinceramente creo que nada salió bien aquel día. Bueno sí, el encargado de sala que en todo momento mantuvo el tipo pese a excusarse en la ausencia del cocinero principal (júrame que esto es cierto Emilio), y teniendo que aguantar las continuas quejas de mis compañeros de mesa… ¡Qué cabrones!

Lo mejor: El encargado y la 1906 de Barril
Lo mejorable: Las no verdades de ciertos foodies
Lo peor: Meter una cocina en un bar de copas

Merlot
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