Avenida Albufereta, 13
Alicante
Tel. 966 044 365
www.grupomontoro.es
Mucho continente con mejor contenido
Es uno de los restaurantes más curiosos de Alicante y es que ni la ubicación ni el envoltorio parece darte una pequeña pista de lo que se esconde en su interior. Una fantasía de espacio en la que la gastronomía NO pasa a un segundo plano.
Y es que curiosamente y a diferencia de lo que veo últimamente por las grandes ciudades, cuanto más suele gastarse un local en interiorismo y decoración, menos importancia se le da a la cocina. O lo que es lo mismo, “cuanto más cuqui pa tu insta, más caca pa tu body”. Aquí sin embargo hay nivel en todos los aspectos.
Prólogo – Black Tech. Atravesamos las diferentes y futuras estancias para dirigimos a lo más alto, justo al lado de cocina. Una pequeña habitación totalmente a oscuras, un “mojito” y una voz en off sirve como aperitivo para dar comienzo la función. En mi opinión es una estancia que no me dice absolutamente nada más allá de lo curioso que pueda resultar este comienzo. Estando allí la cocina, ¿por qué no sacarle más juego empezando allí el propio menú? Al fin y al cabo es el corazón de cualquier restaurante.
Introducción – Hi Line. Es en el exterior donde da comienzo el menú como tal con una serie de snacks de bocado en el que no puede faltar el ya famoso corte de alga nori, en este caso con sardina. Sorprendentemente crujiente por fuera y jugoso por dentro. Elegimos menú (el largo) mientras apuramos el último trago de Vermut y Palo Cortado y que comience el show.
Entreacto – Cocoon Lab. Es aquí donde conocí a Pablo por primera vez y donde me gustaría verlo siempre, pues considero que es necesario en un espacio en el que ellos mismos describen como la Chef Table. Es en esta cocina vista frente a los comensales donde realmente empiezas a valorar que aquí hay algo más que un continente bonito. Aquí hay cocina, técnica (más de la que parece) y mucha elegancia. Quizás esperaba un cambio más radical en los platos o al menos que no tuvieran tanta similitud con los pases del año anterior, porque sí, están buenos y aunque no son calcados en nombre, son demasiado parecidos en contenido.
Puestos a elegir me quedaría con su versión de la moluscada y champán, y de la boloñesa de bogavante y sobrasada. Presentación soberbia y mejor sabor. El wagyu, tal y como ya escribí en mi anterior visita a Espacio Montoro me sigue pareciendo un pase con demasiada parafernalia (que poco aporta) sobre un producto que apenas necesita acompañamientos. Pese a ello lo considero un plato interesante y motivo por el que el menú Sentidos sigue siendo la elección más recomendable.
Desarrollo – Geoda Verde. Y ahora sí o sí, el espacio más importante y llamativo de Espacio Montoro. Es el primero que vemos y llama la atención al entrar al restaurante, pero no será hasta el final donde realmente seamos consciente de lo bonito del lugar y donde disfrutaremos de los 10 platos principales del menú. Lo primero en llegar es el riquísimo pan brioche con mantequilla y aceite que como ya he dicho alguna vez recomiendo encargar uno para llevar luego a casa ya que es tan tentador que comerlo allí entero puede dejarte KO para la extensión del menú.
Un gran comienzo a base de gamba, morcón y jengibre, angulas y un espectacular “plato” a base de guisantes, caviar y sepionet. ¡Pónganme seis por favor! A continuación, el cuchareo, lo que más me gusta, no importa época del año y en este caso con unas verdinas que son pura untuosidad y una cebada a modo de arroz con perdiz y boletus.
Para terminar la parte salada dos platos que aún estando muy buenos les pediría algo más, sobre todo al pescado, en este caso rodaballo. Creo que siendo uno de los pocos platos que llega a la mesa junto a dos cocineros para ser terminado frente al comensal debería tener algo más de cocinado en el propio carrito, no sé, algo más tipo Desde 1911 y que no se quede en poco más que un empatado que perfectamente podrían hacer los camareros.
Si estando en Alicante se me hace imprescindible empezar o acabar con algún Fondillón, también considero justo hacerlo con una tabla de quesos, que aunque no entra en el menú, es bastante recomendable y son los teloneros perfectos para la parte dulce y ahora también de las fantasías líquidas de Antonio García.
Conclusión. El éxito de Espacio Montoro es brutal y lógico pues tiene todo lo que cualquier local de hoy en día busca para atraer a cualquier tipo de públicos y es que aunque el espacio en sí pueda ser el principal reclamo para los rookies gastronómicos, también tiene lo que realmente nos importa a los que ya tenemos cierto recorrido, y es esa calidad en cocina que además tenemos opción de disfrutar en primera persona y frente a los cocineros.
Todo el equipo de sala es un ejemplo a seguir, incluso para restaurantes con mayor fama; joven, profesional y siempre con una sonrisa en la cara, destacando el trabajo tanto de Héctor como de Antonio que son con los que más trato tuve. ¿Que el hecho de no vivir la experiencia junto a Pablo es una putada? Para mi sí, lo digo siempre y es que aunque entiendo que hay muchos proyectos detrás del grupo Montoro considero que el Chef siempre debería estar en su Table.
Detalles que junto a una renovación más profunda en los platos de la Cocoon Lab temporada tras temporada sería merecedor de estar casi en el Olimpo. Por cierto, ¿he dicho ya que Montoro huele a Estrella…?
Lo mejor: Mucha cocina en un ambiente brutal
Lo mejorable: El Cocoon Lab pide platos nuevos
Lo peor: La presencia de Pablo se hace obligatoria
Espacio Montoro
Facebook | Instagram | Tripadvisor
Todas las imágenes tienen copyright
No te pierdas nuestra última entrada